Clases de Yoga

Elongación * Flexibilidad * Tonicidad * Meditación * Relajación * Reeducación postural * Reeducación respiratoria*

-CLASES PARTICULARES


-CLASES GRUPALES (grupos reducidos)


***Consultar horarios***

lunes, 23 de abril de 2018

Trikonsana

Significa postura del triángulo. Nos muestra tres puntas formadas por cada pie apoyado en el piso y un brazo que se extiende. Para que la postura resulte cómoda estas tres puntas deben estar perfectamente equilibradas y en armonía. 

Podemos encontrar tríadas por ejemplo, en la creación cristiana (Padre, Hijo y Espíritu Santo), en la creación hindu (Shiva, Brahma y Vishnu), en las relaciones humanas (padre, madre, hijo), en los tres aspectos del ser (físico, mental, espiritual) 
Trikonasana trabaja en el chakra manicura, ubicado en el ombligo, dando coraje, confianza y fuerza de voluntad. 

Con esta asana unimos lo físico con lo espiritual y lo mental. A partir de un buen apoyo en la tierra nos sentimos seguros para cultivarnos en el plano intelectual y elevarnos espiritualmente.

A nivel físico, esta asana elonga los laterales del torso (costillas y cintura), además de dar gran apertura al pecho, fortaleza en los pies y músculos internos de las caderas.
En el plano mental, nos permite sentir equilibrio y confianza en uno mismo.

En el plano espiritual nos enseña a alcanzar aquello que está en las alturas sin perder contacto con nuestras raíces.

miércoles, 18 de abril de 2018

Yoga y Ansiedad

Esa sensación de querer estar más adelante en el tiempo, de correr para alcanzar algo que luego, al alcanzarlo no se llega a disfrutar porque cambiamos nuevamente la meta. Inquietud, estrés, preocupación extrema, miedo al futuro. La ansiedad no siempre es patológica. En determinados momentos, es necessaria para mantenernos alertas. Pero cuando la ansiedad se instala en nuestras vidas puede ser muy angustiante.

Creo que la forma de aproximarnos a la ansiedad es, en primer lugar, reconocer ese sentimiento en nosotros mismos. Saber que "estoy pasando por un momento de ansiedad", que no es lo mismo que decir "soy ansioso/a". Poder reconocer que por momentos en mi vida siento ansiedad y por momentos también me siento tranquila, nerviosa, calmada, contenta, triste, esperanzada, nostálgica. Todos ellos son sentimientos que tienen una finalidad. Ninguno es malo o bueno por sí mismo.

Una vez reconocida la ansiedad, podemos aceptarla y acercarnos a ella con amabilidad. Si nos imponemos y la queremos negar, ocultar, callar, lo único que lograremos es activarla más.

Practicar yoga es una forma de acompañar la ansiedad. No creo que la fórmula sea exigiéndome quedarme quieta, sentada, meditando, respirando, sosteniendo una postura sin moverme. Eso, lo único que lograría sería ponerme más ansiosa. Quizás, la forma más eficaz de acercarme a mi ansiedad, sea adaptar mi clase de yoga a ese estado en particular. Tal vez necesite hacer secuencias más activas, respiraciones más dinámicas respetando mi ritmo actual; para luego, de a poco ir pasando a otros pranayamas más relajantes y a posturas que me conecten con el momento presente.

Nada que se imponga puede dar un buen resultado. Recordemos el principio de "ahimsa" (no-violencia". Si nos acercamos a la ansiedad y respetamos ese estado, podremos entenderla, sentirla en el cuerpo, ser conscientes de ello, acompañarla y darle su lugar de expresión. Y es probable que, de pronto, nos demos cuenta de que esa sensación ha disminuido.

Reconocer, Aceptar y Acompañar.

domingo, 1 de abril de 2018

Mi forma de hacer Yoga

Parecería que en la actualidad cada vez necesitamos hacer más cosas, más rápido, cada vez a un ritmo más acelerado para ser cada vez más productivos. Hacer más, producir más. Más rápido, mejor. Y de pronto, nos vemos envueltos en un círculo del que no podemos salir. Una cosa va llevando a la otra. Nos ponemos en modo automático y así vamos por la vida.

¿Qué pasa si detenemos el tiempo? ¿Qué pasa si de pronto me pongo a pensar en lo que estoy haciendo? Puedo empezar a darme cuenta de que muchas cosas que hago, no las elijo hacer. Puedo descubrir que estoy moviéndome en una rueda a otro ritmo que no es el mío. 
Tal vez ha llegado el momento de oírme, de asomarme en mi interior, de establecer mi modo de operar, mi propio ritmo. Puedo empezar a escuchar a mi cuerpo conscientemente, de respetarlo, darle espacio para que se exprese, sin juzgar, sin reprochar. Y entonces, desde ese lugar puedo frenar, hacer una pausa, evaluar mi situación, elegir y decidir cómo seguir. 


Lo mismo ocurre en una clase de yoga. Mi propuesta es que al armar una postura, no la hagamos en forma automática. La idea es que podamos detenernos a pensar de qué modo la voy a armar, por dónde voy a empezar, a qué velocidad la voy a ejecutar, cómo voy a respirar,  en qué me voy a concentrar. Puedo elegir concentrarme en mis puntos de apoyo o en las partes del cuerpo que no tienen contacto, en un objeto externo o en algún órgano interno, en un chakra específico, en el modo en que estoy respirando. Si bien existen textos donde se explica cómo realizar una asana correctamente, adónde dirigir la mirada, la atención y la intención, yo considero que es mucho más valioso construir una asana desde lo individual. ¿De qué me sirve hacer una postura como se "debe" si eso no me hace sentir bien?
Entonces, descubriremos que cada vez que hacemos una asana, se siente diferente, es distinta de una clase a la otra, porque el que la ejecuta es distinto de un día al otro.

No somos todos iguales, no necesitamos las mismas cosas y no vamos en la misma frecuencia. Cada uno encontrará su manera única y maravillosa de hacer yoga y de ser en el mundo.