¿Cómo meditar?
La meditación puede resultar muy estimulante y beneficiosa, aunque a veces cuesta un poco encontrar el momento para sentarse y dejarse llevar hasta conseguir entrar en este estado. Seguramente, habrá algunos días en los que la mente está ansiosa e impaciente y resulta muy dificultoso el simple hecho de mantenerse sentado inmóvil para meditar; mientras que al otro día pareciera que nuestros movimientos son lentos y uno se siente tan aletargado, que apenas podemos mantenernos despiertos. No hay que desanimarse. Mantenerse en estado meditativo no llega mágicamente. Hay un camino para lograrlo. Existen algunos pasos que son de gran ayuda para introducirnos a la meditación.
A través de la respiración podemos manejar el prana (energía vital) aumentando, disminuyendo o enfocando esa energía para obtener el resultado deseado. Debemos tomar conciencia de la respiración. Con la realización de algunos pranayamas (control del prana a través de la respiración) el cuerpo y la mente se preparan para enfocar la atención y permanecer inmóviles durante un período de tiempo. Nadi sodhana pranayama (respiración alternada) contribuye a armonizar el cuerpo y la mente. Consiste en inhalar por el orificio izquierdo de la nariz (tapando el derecho) y exhalar por el lado derecho (tapando el izquierdo). Luego se inhala por el lado derecho (tapando el izquierdo) y se exhala por el lado izquierdo (tapando el derecho) y así sucesivamente.
Existen varias posturas que se pueden utilizar para meditar. Lo ideal es estar sentado, con la columna erguida y las piernas cruzadas; pero, si esta postura resulta incómoda también se puede estar sentado en una silla o acostado boca arriba. Lo que hay que tener en cuenta es que debemos sentirnos cómodos, pero sin quedarnos dormidos.
Si durante la meditación surgen pensamientos no hay que preocuparse. Simplemente hay que dejarlos pasar sin identificarnos en ellos ni tratar de analizarlos. Así como aparecieron en nuestra mente, se irán.
Lo importante para obtener los beneficios de la meditación es la constancia. Al principio quizás sólo podamos mantenernos unos instantes, pero con la práctica constante ese tiempo se irá haciendo más prolongado. La meditación ayuda a bajar los niveles de stress y ansiedad, nos acerca a nuestro ser interior y a encontrar la paz y la verdad que reside en cada uno de nosotros.
A través de la respiración podemos manejar el prana (energía vital) aumentando, disminuyendo o enfocando esa energía para obtener el resultado deseado. Debemos tomar conciencia de la respiración. Con la realización de algunos pranayamas (control del prana a través de la respiración) el cuerpo y la mente se preparan para enfocar la atención y permanecer inmóviles durante un período de tiempo. Nadi sodhana pranayama (respiración alternada) contribuye a armonizar el cuerpo y la mente. Consiste en inhalar por el orificio izquierdo de la nariz (tapando el derecho) y exhalar por el lado derecho (tapando el izquierdo). Luego se inhala por el lado derecho (tapando el izquierdo) y se exhala por el lado izquierdo (tapando el derecho) y así sucesivamente.
Existen varias posturas que se pueden utilizar para meditar. Lo ideal es estar sentado, con la columna erguida y las piernas cruzadas; pero, si esta postura resulta incómoda también se puede estar sentado en una silla o acostado boca arriba. Lo que hay que tener en cuenta es que debemos sentirnos cómodos, pero sin quedarnos dormidos.
Si durante la meditación surgen pensamientos no hay que preocuparse. Simplemente hay que dejarlos pasar sin identificarnos en ellos ni tratar de analizarlos. Así como aparecieron en nuestra mente, se irán.
Lo importante para obtener los beneficios de la meditación es la constancia. Al principio quizás sólo podamos mantenernos unos instantes, pero con la práctica constante ese tiempo se irá haciendo más prolongado. La meditación ayuda a bajar los niveles de stress y ansiedad, nos acerca a nuestro ser interior y a encontrar la paz y la verdad que reside en cada uno de nosotros.
