Pranayama

Prana es la fuerza o energía vital, es el aliento, la vida.  Ayama significa expansión, extensión, almacenamiento y distribución. Todo lo que existe en el Universo es manifestación de prana. Todo lo que tiene vida es capaz de atraer prana para sí, acumularlo y transformarlo.
El prana está presente en el aire, en los alimentos, en el agua, en la luz solar. Se puede absorber prana a través de las fosas nasales, los alvéolos pulmonares, la lengua y la piel.
Mediante la piel se capta prana solar y se eliminan toxinas al transpirar.
La lengua es un órgano importantísimo para absober el prana de los alimentos.
Por los alvéolos pulmonares pasa el oxígeno absorbido por las fosas nasales a la sangre.

La nariz es el principal órgano de absoción de prana, puesto que la fuente más importante de esta energía vital está en la atmósfera.

Respirar es vivir, sin aliento no hay vida. El hombre puede vivir algún tiempo sin comer, algo menos sin beber, pero sólo muy pocos minutos sin respirar.

Es posible almacenar prana y acumularlo en el sistema nervioso. Controlar y manejar a voluntad el prana es lo que se denomina "Pranayama". Es la ciencia yóguica de control de prana en el ser humano. Al realizar pranayamas no se están realizando simplemente ejercicios respiratorios, sino técnicas respiratorias que permiten captar más oxígeno, eliminar más dióxido de carbono, activar centros de energía sutil (chackras), limpiar canales energéticos (Nadis) y dirigir esta energía vital a lugares específicos de nuestro organismo.

Algunos pranayamas tienen por finalidad aumentar el calor del cuerpo, excitarlo y activarlo, mientras que otros lo enfrían y relajan. También existen pranayamas para equilibrar los hemisferios cerebrales, nivelar el lado caliente (masculino) con el lado frío (femenino).

Antes de comenzar a practicar cualquier pranayama, es importante reconocer la respiración normal, natural de cada uno, distinguir el ritmo, la velocidad. Algo sencillo para familiarzarnos con la respiración es establecer un ritmo entre inhalación y exhalación, contando hasta 4, por ejemplo, mientras se inhala y hasta 4 o 6 mientras se exhala. También se puede retener unos segundos el aire dentro de los pulmones antes de comenzar a exhalar, o retener sin aire antes de comenzar una nueva inhalación. Siempre que se realicen retenciones deben ser en forma gradual, nunca deben molestar.

Aprender a diferenciar la respiración alta (clavicular), media (intercostal) y baja (abdominal) es fundamental.

La respiración yóguica completa integra estos tres tipos de respiraciones. Se comienza inhalando por la nariz, dirigiendo este aire hacia la parte baja de los pulmones, sintiendo que el abdomen se infla;  luego se continúa por la parte media, tratando de separar las costillas, y finalmente se llena la parte alta de los pulmones, elevando las clavículas y el pecho. Al exhalar, también por nariz, se comienza vaciando la parte alta de los pulmones, luego la media y por último la baja. El aire debe fluir de manera regular, suave y uniforme. Puede resultar de gran ayuda colocar una mano sobre el pecho y la otra sobre el abdomen, para tener una mejor registro de estos movimientos.

La respiración alternada, o Nadi Sodhana Pranayama consiste en inhalar con la fosa nasal izquierda, tapando el lado derecho, y exhalar por la fosa nasal derecha tapando el lado izquierdo. Luego se alterna, inhalando por la derecha y  exhalando por la izquierda.
La práctica de este pranayama favorece el equilibrio de los hemisferios cerebrales, provoca armonía interior, relaja la mente y el cuerpo.

B.K.S. Iyengar escribió en su libro "La luz del Yoga": La vida de un yogui no se mide por el número de sus días, sino por el número de sus respiraciones.

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