Satya



 El segundo de los Yamas en los 8 pasos del Yoga de Patanjali es Satya.
Satya significa no mentir, amor a la verdad. Implica ser honesto y sincero con uno mismo y con los demás, no engañar ni engañarnos. Practicar satya es ver y comunicar las cosas tal cual como son, no como desearía que fueran. Esto requiere una profunda conexión con mi interior para saber realmente cómo me siento, qué es lo que quiero, cómo soy, cómo estoy hoy en este momento. No fingir ni aparentar a los demás ni a mí mismo. No querer convencer o convencerme de que soy alguien que en verdad no soy.


En la práctica de Yoga, tener en cuenta el principio de satya es conocerme y realizar las asanas que estén a mi alcance, a mi cuerpo, a mi estado de ánimo, en fin, a mi realidad de este momento. Está muy emparentado con el primer yama, ahimsa, ya que si me engaño esforzándome en realizar una postura que no es la apropiada para mí, me estoy lastimando y ejerciendo violencia hacia mí mismo.



Satya también requiere un cuidado especial en la forma de hablar, pensar y actuar. Ser honesto y decir lo primero que se me cruza por la mente ante una situación, puede dañar a otros. Por eso es necesario tomar cierta distancia, hacer un espacio para que las palabras surjan desde la profundidad de nuestro ser y no como una reacción violenta y desmedida. Esto es aplicable en una clase de Yoga cuando se propone una postura desafiante y emitimos un prejuicio a veces irracional, por ejemplo pensando que no la podremos hacer o que es muy difícil.  Si nos detenemos un momento y nos damos el tiempo necesario para analizar la postura, quizás llegamos a la conclusión de que esa asana es una excelente opción para realizar y hasta puede llegar a ser muy reconfortante.

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