¿Para qué practicar Yoga?

momento de yogaHay muchos y diversos motivos para practicar yoga. Cada persona busca en la práctica de esta disciplina algo distinto. Hay quienes vienen a las clases porque los "mandó el médico". Otros se acercan porque escucharon por ahí que "el yoga es bueno para relajarse, bajar el estrés y la ansiedad" o algún amigo se los recomendó. Algunos sienten curiosidad por esta actividad que no es un deporte, pero trabaja el cuerpo; no es una terapia, pero trabaja la mente y te hace más consciente; no es un spa, pero te relaja. Hay personas que llegan a las clases porque se sienten "oxidados", "endurecidos" y necesitan elongar sus músculos y alcanzar mayor flexibilidad. También hay quien se acerca porque está de moda o porque algunos famosos declaran que son practicantes de yoga y entonces, queriendo imitarlos o pertenecer a ese mundo fashion prueban de qué se trata esto. Hay quienes buscan regalarse un momento de desconexión de lo cotidiano, de desacelerar el ritmo de sus vidas.

momento de yogaCada individuo tiene sus motivos y todos son válidos, ninguno tiene mayor importancia que el otro. Como profesora de yoga mi tarea es recibir al alumno y entregarle todo lo que esté a mi alcance para que pueda lograr sus objetivos. Puede ocurrir que en el transcurso de varias clases, el motivo inicial  que lo llevó a acercarse al yoga, se vaya modificando. Es una evolución personal que a veces se da y otras veces no. Es parte del camino del yoga y tiene que ver con el momento personal que está atravesando ese alumno en ese momento en particular de su vida. Quizás, de algo que era netamente físico, surja la necesidad de profundizar en algo más mental, emocional o espiritual. O quizás no sea así, y esa persona esté necesitando conocer su propio cuerpo, explorar sus posibilidades físicas.
Todo ello es válido y respetable. Por eso, en el yoga no existe la competencia ni la comparación. Es un viaje personal a explorar lo que cada uno esté dispuesto. Esto es lo que yo encuentro de maravilloso en mis clases: poder recibir, escuchar, entender y comprender lo que el alumno está necesitando. Darle el tiempo que cada alumno necesita según sus posibilidades. Ser partícipe de su evolución y sus logros personales. Ayudarlo a que pueda llegar a donde él se ha propuesto. 
Mi función es mostrarle sus posibilidades y acompañarlo en el aprendizaje.
 Y si puedo, además, contagiarle un poco de mi pasión por el yoga, mi alma estará agradecida de poder compartirlo.

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