Equinoccio de otoño
La palabra equinoccio, del latín aequinoctium (aequus nocte), significa "noche igual". La duración del día es la misma que la de la noche en toda la Tierra.
Podemos entender este suceso como un período en el que equilibramos aspectos opuestos de nuestras vidas. Lo que tenemos dentro nuestro se conecta armónicamente con lo que nos rodea. Nuestras intenciones se relacionan con nuestras acciones. Nos desapegamos de la nostalgia del pasado y nos liberamos de la ansiedad del futuro y, de esta forma, estamos anclados en el eterno presente. Recapacitamos y agradecemos lo vivido, como quien agradece la siembra por la cosecha que nos dejó. Y al mismo tiempo, separamos las semillas para volver a sembrar. Despejamos el camino, creamos un espacio nuevo por donde avanzar.
Los árboles pierden sus hojas, se desnudan para empezar un período de recogimiento. La Madre Tierra comienza un período de descanso, se contrae para guardar en las semillas las potencialidades de la vida. De la misma forma, podemos desprendernos de todo aquello que ya cumplió su ciclo, soltarlo, desnudarnos para el encuentro con nosotros mismos, libres, despojados.
Vivir en armonía con la Madre Tierra, observar la Naturaleza y aplicar sus principios en nuestras vidas, nos permite armonizarnos, fluir, sentirnos parte de ella.