Los beneficios de este pranayama son llevar al practicante a una conciencia de los sonidos internos, tranquilizando la mente y calmando el sistema nervioso. Al practicar este pranayama en forma regular se puede aliviar la tensión cerebral, bajar la presión arterial, el estrés, la ansiedad y el insomnio. Mejora la memoria y la concentración. Induce estados meditativos, armonizando la mente y dirigiendo la atención hacia adentro.
Para realizarlo se debe elegir una postura sentada, con la columna derecha. No es conveniente estar acostado. Cerrar los ojos (se pueden tapar con las manos), tapar los oídos con los dedos pulgares o índices. Inhalar profundamente y exhalar de forma suave y lenta emitiendo el sonido del zumbido de una abeja ("mmm"). La boca debe permanecer cerrada, las mandíbulas relajadas y los dientes, ligeramente separados. Llevar la atención hacia el interior y sentir la vibración que se produce en la cabeza, en el cerebro al emitir ese zumbido durante toda la exhalación.
Después de repetirlo algunas veces, permanecer sentado en silencio, con los ojos cerrados. Tratar de sentir la vibración en todo el cuerpo. Mientras más quieto se esté, más fácil será el poder de observación.Una inspiración y su correspondiente exhalación constituyen una vuelta. Se puede comenzar realizando tres vueltas y luego ir incrementando el número gradualmente.
Es importante que las exhalaciones sean largas pero agradables, que no resulten molestas. Si es necesario, se puede descansar entre una y otra realizando alguna respiración libre.
Dice el Hatha Yoga Pradipika "Con esta práctica uno se convierte en el rey de los yoguis y la mente se ve absorta en esta felicidad". Permitite perderte en las vibraciones, disfrutando del efecto calmante de esta respiración sobre la mente.
