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viernes, 15 de enero de 2016

Aceptar el presente


Cuando acepto las cosas tal como son, ya no me molestan. Cuando tomo conciencia de mi realidad sin negarla ni deformarla, tengo la libertad para decidir cambiar, permanecer así o modificar algunos aspectos. A veces tendemos a quedarnos en el pasado y pensar en todo lo que hicimos mal, en los fracasos, en lo que nos hubiera gustado que pasara y no pasó, en aquellas personas que "nos defraudaron"o que no actuaron como esperábamos. Otras veces quizás nos vemos esperando algo que nunca llega, viviendo apresuradamente para alcanzar una promesa de felicidad en el futuro, ansiando ser como no soy o queriendo tener lo que no tengo.
Permanentemente vamos del pasado al futuro, de lo que fue, de lo que tendría que haber sido, de lo que será y de lo que me dijeron que tenía que ser. Pero muy pocas veces podemos permanecer en el presente, así como se presenta hoy. ¡Qué difícil es aceptar ese presente! Aceptar no es lo mismo que resignarse. Resignarse es abandonar todo esfuerzo, dejar que suceda sin actuar, sin responsabilizarme de mis decisiones. Aceptar es saber que esa es mi realidad, así soy yo, así es mi mundo y así vivo hoy. Aceptar es tener la capacidad de vivir el presente tal cual es, con conciencia. Es tener conocimiento de la situación actual para poder encauzar la energía hacia la dirección más apropiada. Aceptar también es saber que soy libre de transitar ese presente, de entender que no siempre tengo que cambiarlo. A veces puedo elegir que las situaciones sigan así y otras veces puedo elegir modificarlas y trascenderlas. Puede ser que aún no esté preparada para el cambio o que esté juntando fuerzas para una transformación.  Un "No" no significa "No para siempre". A veces quiere decir "No ahora" o "No de esta forma".

Una manera de centrarnos en el presente es a través de la respiración. Cuando sentimos que los pensamientos nos invaden podemos llevar la atención a la forma en que estamos respirando ahora, en este momento. Tomar conciencia si estamos moviendo la parte alta del tórax o si el abdomen se expande, si el ritmo es agitado o pausado. Así podremos darle  un descanso a la mente para luego decidir si queremos seguir con esos pensamientos o no. Cuando las emociones son muy fuertes, el hecho de detenernos para observar nuestra respiración nos permite tomar cierta distancia y sentir esas emociones desde otro lugar. La respiración consciente nos ayuda a conectarnos con nosotros mismos y a volver al momento presente.

Cuando acepto mi presente, me doy cuenta de que tengo la libertad de esperar al momento adecuado para el cambio. Me hago responsable de lo que estoy viviendo. Y entonces es cuando aparecen más opciones, soluciones y posibilidades para afrontar diversas situaciones.
Momentos difíciles podemos tener todos, lo que hace la diferencia es la actitud que tenemos ante ellos.

“Lo que niegas, te somete. Lo que aceptas, te transforma.” Carl Jung